Centralismo deportivo: un problema normalizado

Portada de La Cuarta tras el triunfo de Santiago Wanderers a Colo Colo, donde se refleja la cruda derrota del cacique y no así el buen juego de los caturros en Playa Ancha. (Imagen: Diario Digital La Cuarta)

Así como la ausencia de democracia es un peligro para la sociedad, la intensa subjetividad es un problema para el deporte. Lamento ser tan dura en el termino para comparar un sistema de Estado con el fútbol, pero el clasismo existe también en los colores deportivos y es un virus que empaña la disciplina.

El deporte en Chile se instaló como temática de interés en los medios de comunicación en el siglo XIX, cuando el periódico era la única forma de enseñar las reglas de los deportes que exportaban los europeos. El balompié fue una de las ultimas disciplinas que se masificó, cuando se oficialmente se profesionaliza en 1933 y cuando cinco años más tarde se inaugurara el Nacional, hecho acompañada de una de las primeras revistas deportivas «Estadio».

En cambio, el vínculo actual de la prensa con el fútbol está condicionado por tres ejes que son: ANFP, CDF y S.A.D.P. Un triángulo económico que por supuesto limita los espacios, tiempos y cobertura según las conveniencias de los peces grandes. Pero esto es una situación conocida y lamentablemente está normalizada.

Santiago no es Chile

En el imaginario colectivo tres equipos están posicionados como los más importantes y populares de Chile, término con el que discrepo desde una teoría critica. Todos y todas sabemos cuál es ese trío de clubes sin necesidad de nombrarlos. ¿Cómo llegaron a esa categoría? Probablemente historia, títulos, figuras. Pero no desconozcamos que al ser de la capital presentan una relevancia, al parecer, mayor.

Podría poner mil y un ejemplos de situaciones donde el centralismo es tan obvio que parece ilógico que se siga repitiendo el mismo patrón. En vez de eso, solo quiero nombrar lo que están haciendo los medios comunicativos con el posible descenso de Colo Colo. Es un hecho que las portadas mediáticas cada fecha futbolística se empapelan con el resultado que obtuvo el Cacique.

La rivalidad es un ámbito tradicional del fútbol chileno, pero no desconozcamos que los equipos santiaguinos son los más repudiados por las fanaticadas provinciales. La relación de ese sentimiento con la cobertura mediática va de la mano. Es indignante cuando se da un resultado a favor de un equipo provincial y solo se exhibe la derrota de los capitalinos.

Si queremos equipos que puedan pelear el campeonato nacional, así como que representen a Chile en el extranjero, se debe invertir en ellos. La mejor forma de atraer a los inversores es través de esa publicidad que los mismos medios de comunicación pueden hacerles a los clubes. La plata de CDF no basta, la administración de las S.A. seguirán velando intereses económicos personales, y los equipos regionales siguen sobreviviendo a duras penas.

El problema está en que la falta de visibilidad afecta la representatividad, la diversidad cultural, el derecho a comunicar y la inversión. Se trata de un sesgo de información que ha tenido que ser cubierto por plataformas alternativas. Los aficionados y los medios autogestionados están haciendo la pega para los nichos deportivos, las hinchadas que no se sienten representados por la prensa masiva.

Estamos hablando de un centralismo deportivo que no le basta solo filtrar por sectores, sino que también discrimina por género y por disciplina.

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