La selección argentina le ganó a la brasileña en su propia casa, terminando con una serie de records del «scratch», y obteniendo nuevamente una copa luego de 28 años. El que más disfrutó esta conquista fue Lionel Messi, quien ayer, en el Maracaná, cumplió un sueño que por muchos años se vio frustrado; ganar algo con la albiceleste.
Apenas sonó el pitido final, todos sus compañeros fueron a abrazarlo, casi como si ellos estuvieren más felices por él que por sí mismos. Y es que Messi llevaba cuatro finales seguidas no pudiendo conseguir la gloria eterna, esa que todo hincha quisquilloso le sacaba siempre en cara, la de la inevitable comparación con el Diego, que todo lo pudo en México 86′. El fútbol es hoy un poco más justo, porque Messi ganó. Sus compañeros lo sintieron así e incluso el rival, confirmado por las palabras de Neymar.
Destacar a Rodrigo de Paul, amigo de todos dentro de la cancha, incombustible. Cubrió todas las zonas y entregó muy bien. Suyo el pase gol al «fideo» Di María, otro que se merecía esa perla que convirtió. Ángel Di María se había perdido las últimas cuatro finales que pudo disputar.
Por otro lado, la decepción del «scratch» es evidente, perdiendo una final en su propio terreno, algo que nunca le había pasado en la historia de la Copa América. Así como en 1950 Uruguay vivió el auténtico «maracanazo», lo que ocurrió ayer perfectamente puede denominarse igual.
Momento histórico para Argentina, que llevaba décadas buscando un triunfo así, de la mano de Messi, que llevaba décadas en busca de la gloria eterna, que nunca yo había visto tan feliz como ayer, ni con todos sus Balones de Oro, ni incluso cuando ganó su primera Champions. Verdaderamente este fue un sueño cumplido para la «pulga».
Neymar retrató en pocas palabras el sentido de este triunfo para Messi, y para todos los amantes del deporte rey; «el fútbol te estaba esperando para este momento».