Cuando Pinares se preparaba para patear un penal, el estadio de La Granja se oscureció y la luz no volvió más. Lo encargados del fútbol chileno no han reprogramado el partido y la falla dejó muchas dudas, pero ningún responsable.
Ayer por la noche se disputaba el encuentro entre Curicó Unido versus el puntero la Universidad Católica. Sorpresivamente, al finalizar el segundo tiempo, el “Curi” le ganaba por 2 a 0 al bicampeón, además, no solo le estaba ganando, sino que anulaba todo tipo de reacción de “Los Cruzados”, que sufrían con la falta de Luciano Aued en el medio campo y también la de Cesar Pinares, que entró al comienzo del segundo tiempo.
Era el mismo Pinares que se disponía a patear un penal cobrado por el árbitro Nicolas Gamboa a favor de la UC, cuando el estadio completo de La Granja se ennegreció debido a un incendio cerca del tablero del marcador, que provocó una falla eléctrica. Finalmente, bomberos indicó que el estadio quedó imposibilitado para reanudar el encuentro, siendo este suspendido y aún desconocida su fecha de reprogramación por parte de la ANFP.
Afortunadamente, debido a la contingencia por la pandemia del Covid-19, no se encontraban espectadores en el lugar del incendio. Más allá de los deportivos, no hubo mayores problemas. Aún así, es impresentable la situación que presenta el fútbol chileno de primera categoría, siendo interrumpido por cortes de luz y poniendo en riesgo la integridad de las personas que están dentro del recinto.
El hecho de suspender un partido y reanudarlo otro día influye intensamente en su desarrollo, tanto por los ánimos de los jugadores, la energía que venía ya presentando el partido y su desenlace, incluyendo en qué momento comenzará el nuevo partido, ya que había una jugada clave en disputa. El parón interrumpe la naturalidad del fútbol y el problema de fondo no es cuándo y cómo se reanudará el encuentro, sino que por qué ocurren estos imprevistos en lugares que, se supone, debieran estar preparados para presentar un espectáculo sin riesgos ni problemas, además de tener soluciones alternas cuando estos ocurran.
No es la primera vez que ocurre y seguramente no va a ser la última. A principios de este año, antes del parón por la pandemia, el encuentro entre Huachipato y Audax Italiano disputado en el CAP de Talcahuano también se fue a negro. Aquella vez, el partido estuvo suspendido por 15 minutos. Años atrás, en 2017, un encuentro por la Sub 17 entre Chile y Paraguay, disputado en El Teniente de Rancagua, ocurrió lo mismo. En 2010, entre Serena vs Audax disputado en La Portada, también.
Entonces, ¿A qué se debe esto? Algunos dirán qué es la mediocridad del fútbol chileno, que viene en decadencia ya hace varios años. Otros, solo que es cosa de mala suerte e incluso algunos más extremistas dirán que nos estamos quedando sin energía. A mi parecer, no encuentro respuestas, pero si muchos problemas, y es que estas cosas no me ocurren ni en las pichangas de futbolito con mis amigos, por lo que no es algo para enorgullecerse. Hay que resaltar y reclamar el hecho de que los partidos se vean suspendidos por fallas de electricidad y gestiones nefastas por parte de los encargados del balompié nacional para presentar un espectáculo de categoría a los amantes.