Por Cristián Illanes.
No es solo porque lo exija la Conmebol para disputar un torneo continental, el apoyo hacia el fútbol femenino en Chile ha nacido a raíz de la clasificación de Selección Femenina al Mundial de Francia 2019.
Santiago Morning dio el primer paso al realizar los primeros contratos profesionales, en donde Francisca Mardones se convirtió en la primera futbolista profesional en firmar un contrato. A su vez, Colo-Colo es el único equipo del fútbol femenino que puede decir que tiene a todas sus jugadoras con contratos profesionales gracias a la tremenda gestión de Harold Mayne-Nicholls tras un año en la concesionaria que administra al Cacique, en la cual ha logrado encontrar auspiciadores con el objetivo de generar recursos exclusivos para las albas.
A su vez, Universidad de Chile ha logrado realizar contratos profesionales y brindar una ayuda económica a las jugadoras azules, un paso importante para seguir con la profesionalización del fútbol femenino. Sin embargo, hay mucha tarea por hacer a nivel de clubes ya que son muchos puntos que se deben considerar para desarrollar el balompié de mujeres a largo plazo, los cuales son:
• Disponibilidad de canchas para entrenar, esto va principalmente con los tiempos que tengan las jugadoras para poder realizar con normalidad las sesiones de entrenamientos debido a jornada laboral u horario estudiantil de cada una de las futbolistas de un equipo.
• Gestionar recursos exclusivos del fútbol femenino paso a paso; en primer lugar, estos recursos deben ser para costear viajes y toda la logística que implica disputar un partido tanto de local como de visitante, después adquirir materiales de entrenamiento para uso exclusivo del fútbol femenino para después generar ayudas económicas y un sueldo para las jugadoras.
• Infraestructura deportiva, esto significa que tanto jugadoras como cuerpo técnico puedan contar con cada una de las condiciones para poder dedicarse por tiempo completo al fútbol.
• Mejor gestión en las pruebas masivas tanto de un primer equipo como de las series juveniles, esto es con el fin de identificar las cualidades de jugadoras que un entrenador busca para reforzar al equipo sin discriminar por factores como la estatura, algo que tristemente se da y debe cambiar de una vez en categorías infantiles del fútbol masculino, lo cual no debe suceder en el femenino.
En el caso de las divisiones inferiores del fútbol femenino, hay mucha tarea por hacer ya que son muchos los aspectos que se deben desarrollar para la formación de jugadoras, los cuales deben ir enfocados en el desarrollo técnico-táctico, relación con sus compañeras de equipo, aspectos físicos, psicológicos y sociales de las futbolistas, estos últimos se enfocan principalmente en el entorno de una deportista que está en una categoría infantil o juvenil, lo cual debe ir acompañado tanto del entrenador de su respectiva categoría como del personal enfocado del fútbol femenino de un equipo.
Diversos medios de comunicación pueden decir “más sueldos para las jugadoras, igualdad salarial, más apoyo al fútbol femenino”, por lo que están realizando clubes como Santiago Morning y Colo-Colo, pero el desarrollo del fútbol femenino en nuestro país debe ser paso a paso y a largo plazo, para lo cual debe respetarse el proceso de formación de nuevas jugadoras, cambiar las bases del Campeonato Nacional tanto en Primera División como en Primera B a estatutos exclusivos del fútbol femenino y desarrollar las divisiones inferiores.
El fútbol femenino ha crecido en Chile por lo realizado por la Selección Chilena Femenina y por la tremenda trayectoria de Christiane Endler en el fútbol internacional siendo considerada como una de las mejores porteras del mundo, pero a nivel de clubes hay mucha tarea por hacer, hay que desarrollar las divisiones inferiores para formar jugadoras que sean alternativa constante para la selección y para aquello se deben respetar los procesos, algo que lamentablemente no se realiza en el fútbol chileno.