Por Cristián Illanes.
A fines del 2007, el consejo de presidentes de la ANFP determinó aumentar de cuatro a siete cupos de extranjero con equipo y solo cinco en cancha y en 2016 se redujo a cinco asignaciones por equipo.
Cuando Colo-Colo obtuvo el histórico tetracampeonato con Claudio Borghi, los cupos de extranjeros eran cuatro por equipo en Primera División y tres por Primera B, lo cual cambió radicalmente ya que la Asociación Nacional de Fútbol Profesional, encabezada en ese entonces por Harold Mayne-Nicholls, decidió aumentar a siete participaciones de extranjeros en cada equipo con solo cinco en cancha en cada partido del campeonato, mencionando que la Segunda División fue creada en el 2012.
En el 2016 se decidió bajar de siete a cinco cupos de extranjero con solo cuatro en cancha con el propósito de proyectar jugadores del fútbol joven, lo cual ha ido en conjunto con los minutos del futbolista Sub-20. Esto sin dudas ha matado el desarrollo de las divisiones inferiores en cada una de las categorías ya que en el periodo de Mayne-Nicholls, sumado a la nefasta gestión de Sergio Jadue, solo se le ha dado prioridad a la selección adulta y no a las series juveniles.
En primer lugar, los cupos de extranjero en Primera División deben ser cuatro por equipo solo con tres en cancha como máximo durante todo el partido. A su vez, en Primera B las designaciones de futbolistas foráneos deben ser tres por conjunto solo con dos en cancha como máximo durante los noventa minutos. Por último, en la Segunda División deben ser solo dos destinaciones por equipo pero con cupo de jugadores por sobre los 25 años.
En cambio, para los extranjeros que estén en el equipo Sub-20 y debuten en el primer equipo durante un campeonato nacional, incluyendo lo establecido desde 2018 en donde no suman para los minutos del jugador sub-20, deben ser incluidos como un foráneo más a partir de la siguiente temporada ya que en una campaña en curso puede disputar partidos tanto con el cuadro juvenil como con el plantel de honor de un club.
En síntesis, al aumentar las asignaciones de extranjeros en estos últimos trece años ha matado el desarrollo de las divisiones inferiores en donde hay que desarrollarlas enserio para que los futbolistas juveniles que terminen de categoría o que son ascendidos al primer equipo sean un opción más para el entrenador de un plantel de honor. Si reducimos los cupos de jugadores internacionales podemos fomentar constantemente el fútbol joven con el propósito de tener más de una alternativa por puesto para la selección chilena.