El conjunto de Parque de los Patricios, Huracán es uno de los históricos del fútbol argentino. Permanente animador de la era amateur y gran parte de la era profesional. Es la institución donde César Luis Menotti fue campeón antes de dirigir a la selección argentina. Equipo sin medias tintas: pelea arriba o abajo en la tabla de posiciones.
El Club Atlético Huracán, desde Parque de los Patricios, escribió varias páginas doradas de nuestro fútbol. Varios críticos lo han catalogado como «el sexto grande». Sin embargo, a pesar de haber mostrado grandes equipos, jugadores.
Además de tener una cantidad grande de hinchas, Huracán sólo obtuvo un campeonato local en la era profesional. En 1973, dirigido por César Luis Menotti y muy recordado por proprios y extraños. También ganó la Copa Argentina 2014 y la Supercopa Argentina 2015.
Por allí pasaron enormes futbolistas como Alfredo Di Stéfano, Herminio Masantonio, Norberto «Tucho» Méndez, Guillermo Stábile (máximo goleador en el Mundial de 1930, en Uruguay), Alberto Rendo, Héctor Baley, Osvaldo Ardiles, Cesáreo Onzari (famoso por haber bautizado al gol olímpico, convertido desde un tiro de esquina), Héctor Menéndez (surgido en River y de paso por Huracán antes de jugar en Boca), entre tantos otros. Sin embargo, con estos no logró ser campeón.
Tuvo que llegar el entrenador rosarino César Luis Menotti para que tuviera su bautismo de monarca. Ese recordado equipo de 1973 contaba con dos ex jugadores del Racing campeón de 1966 (el famoso equipo de José) como Alfio Basile y Nelson Chabay, otro defensor de categoría como Jorge Carrascosa. Además de tener a los cinco fantásticos que se encargaban de la creación en la ofensiva y de los goles: Miguel Ángel Brindisi, Roque Avallay, Carlos Babington (quien luego entrenó al equipo y fue presidente del club), Omar Larrosa y René Houseman.
Quienes vieron jugar al Huracán de Menotti, juran y perjuran que es uno de los que mejor jugaba en la historia del fútbol argentino. A raíz de esa gran campaña, Menotti fue llevado como entrenador a la selección argentina, logrando el primer título mundial «albiceleste».
Si bien en los años siguientes, el «Globito» fue un animador de los torneos locales, obteniendo dos subcampeonatos en 1974 y 1975. Poco a poco fue cayendo en el abismo, hasta descender a la Primera Nacional B. En 1986, cayendo en un partido definitorio ante Deportivo Italiano (hoy denominado Sportivo Italiano). A pesar de que se pensó en un rápido regreso, los de Parque Patricios tardaron 4 años en llegar a Primera.
Carlos Babington, hijo de la casa, dirigió al equipo que ascendió, contando con Sergio Saturno y Antonio Mohamed en la delantera. Además estuvo acompañado por un jovencito que daría mucho que hablar en los años venideros: Hugo Morales. En el mediocampo, Fernando «Teté» Quiroz era el patrón.
Vinieron temporadas de buenos rendimientos, pero faltaba pelear por el título. Eso fue posible en el Torneo Clausura de 1994, dirigido por Héctor Cúper. Contaba con Marcos Gutiérrez – conocido como la «Anguila» – en el arco, el uruguayo Pedro Barrios como dueño de la defensa quien llegaba muchas veces al gol. Con un buen cabezazo y un buen remate (convirtió varias veces con pelota detenida), Claudio Marini era el volante central (de muy buenas actuaciones en el seleccionado juvenil y en sus primeros años en Racing), Hugo Morales seguía conduciendo al equipo, acompañado por Víctor Hugo Delgado, mientras que adelante Walter Peletti hacía los goles. Un equipo ordenado y pragmático. Llegó puntero a la última fecha y jugaba contra su escolta: Independiente.
Con solo empatar, se consagraba campeón. Pero no hay peor cuña que la del mismo palo y el equipo de Avellaneda, dirigido por un ídolo «quemero» (Miguel Ángel Brindisi) fue demasiado. Fue goleada por 4 a 0, con una soberbia actuación del «Rojo» y una sombra de lo que fue el «Globo» durante todo el torneo. Si bien Independiente tenía mejor equipo y jugaba mejor al fútbol, hubiese sido un muy lindo premio para los de Parque Patricios haber dado la vuelta olímpica.
Quince años después, con dos nuevos pasos por la Primera Nacional B, esta vez dirigido por un hombre del riñón de Menotti, el ex ayudante Ángel Cappa, se volvió a ver una gran versión de Huracán. Con tres jugadores de buen pie como baluartes como Javier Pastore (quien estaba a préstamo desde Talleres), Matías Defederico y Mario Bolatti, el «Globito» volvió a dar espectáculo.
Con grandes actuaciones, como la goleada por 4 a 0 ante River, y una regularidad que no tenía desde hacía mucho tiempo. La cual llegó a la última fecha (tal como sucediera en 1994) como puntero y definiendo ante su escolta, Vélez, otra vez como visitante. No fue goleada, pero otra vez fue una sombra de lo que venía demostrando.
Ese partido fue muy polémico. El árbitro Gabriel Brazenas fue el gran protagonista de ese encuentro, anulando un gol legítimo a Eduardo Domínguez que podría haber cambiado mucho las cosas; le dio un penal al equipo de Liniers muy dudoso (atajado por Gastón Monzón) y no dio otros dos penales (uno por lado) claros.
Finalmente, como frutilla del postre, convalidó el único gol del partido en donde se vio desde todo ángulo posible la infracción de Joaquín Larrivey (casualmente un ex «Globito») sobre Monzón para que Maximiliano Moralez convirtiera ante el arco vacío. Es al día de hoy que los hinchas de Huracán reclaman por ese partido, el último que dirigió Brazenas en su carrera.
Sin embargo, tendrían su revancha al obtener la Copa Argentina en 2014 estando en la Primera B Nacional y la Supercopa Argentina en 2015, derrotando al River de Marcelo Gallardo y contando con un historial favorable frente al «Muñeco», cosa de la que muy pocos pueden jactarse.
En la actualidad, dirigido por Frank Kudelka y contando con jugadores de la casa. Además de otros a préstamo de equipos grandes, está peleando arriba en el campeonato local. El globo tiene dos chilenos como Rodrigo Echeverría – quien está siendo seguido de cerca por Marcelo Gallardo para llevarlo a River – y Williams Alarcón, ambos con un gran presente.
El «Quemero» es un conjunto símbolo en Argentina. Con muchos hinchas, un muy lindo estadio, grandes equipos con más campeones morales que concretos. Autodenominado «el sexto grande», Huracán es sin dudas un equipo pintoresco.